
Editor Lucien Roisin. Mallorca
La entrada de impresores y editores extranjeros en el mercado de tarjetas postales españolas fue un fenómeno interesante en la historia de la postal. Entre estos impresores, destacó la casa "Purger & Co" de Munich, especialmente por la variedad de modelos y la amplia cobertura geográfica que ofrecían en sus tarjetas postales. Lo más destacado de sus tarjetas era que estaban impresas en colores utilizando un sistema llamado "fotocromo", lo que resultaba en imágenes de gran belleza y realismo. Estas tarjetas postales fotocromáticas pronto inundaron el mercado español y se convirtieron en muy populares entre los coleccionistas y el público en general.
Además de "Purger & Co", otras casas de impresión extranjeras también contribuyeron al mercado de tarjetas postales en España. Por ejemplo, las ediciones de Knackstedt y Näther de Hamburgo, así como Stengel & Co. de Dresde, fueron notables por la calidad y variedad de sus tarjetas postales. Estas empresas extranjeras aportaron su experiencia y tecnología de impresión, lo que enriqueció la oferta de tarjetas postales disponibles en España.
También hubo una presencia significativa de empresas suizas en el mercado de tarjetas postales españolas. La casa "P.Z." (abreviatura de "Photoglob, Zürich") fue una de las más prominentes en este sentido y publicó una gran cantidad de vistas españolas en sus tarjetas postales. La mayoría de estas tarjetas estaban impresas con gran nitidez en blanco y negro, y algunas también se producían en color con una calidad comparable a las de "Purger & Co".
En conjunto, la llegada de editores e impresores extranjeros en el mercado de tarjetas postales españolas contribuyó a diversificar la oferta de tarjetas disponibles y enriqueció la industria de las tarjetas postales en España con nuevas técnicas de impresión y diseños atractivos. Estas tarjetas se convirtieron en valiosos objetos de colección y proporcionaron a los destinatarios y coleccionistas una visión visual y colorida de España y otros lugares de interés en todo el mundo.
Es interesante observar cómo la tarjeta postal ilustrada, a pesar de su popularidad y su uso generalizado, a menudo se consideraba una forma mínima de comunicación escrita. Muchas personas la utilizaban como una manera rápida y conveniente de mantenerse en contacto con amigos y familiares, pero sin la necesidad de redactar largas cartas. La imagen y el mensaje breve eran suficientes para transmitir un saludo o recordatorio.
En cierto sentido, las tarjetas postales ilustradas se convirtieron en una especie de precursoras de los mensajes de texto y las comunicaciones breves que utilizamos en la era digital actual. Ofrecían una forma eficiente de mantenerse conectados con otras personas sin la formalidad de una carta completa.
Sin embargo, a pesar de su simplicidad, las tarjetas postales también tenían un valor cultural y documental, ya que registraban momentos, lugares y eventos históricos. Hoy en día, estas tarjetas postales son valiosas para la investigación histórica y la comprensión de la vida cotidiana en el pasado.
La consolidación de las tarjetas postales como un sistema de comunicación postal popular y la creciente competencia en la industria de la edición de tarjetas postales en España a principios del siglo XX muestran cómo esta forma de correspondencia se había arraigado en la sociedad y se estaba convirtiendo en un negocio importante.
La competencia entre diferentes editores y fotógrafos, así como la diversificación de temas en las tarjetas postales, contribuyeron a su crecimiento y popularidad. La publicación del estudio de Francesc Carreras y Candi en 1903 sobre la historia de las tarjetas postales en España es un indicio del interés y la importancia creciente de este medio de comunicación.
En resumen, las tarjetas postales se habían convertido en una parte integral de la vida cotidiana y en un fenómeno cultural en España a principios del siglo XX, lo que marcó el comienzo de una era dorada para el coleccionismo de tarjetas postales y su uso generalizado
La información que proporcionaste se refiere a un cambio importante en la configuración de las tarjetas postales en España en el año 1905. Antes de esa fecha, las tarjetas postales en España tenían un formato diferente, pero en 1905, la Dirección General de Correos y Telégrafos autorizó la división del reverso de las tarjetas postales, siguiendo el modelo de otros países europeos que ya habían adoptado esta práctica bajo el decreto de la Unión Postal Universal.
A partir de ese momento, la configuración de las tarjetas postales en España se ajustó a la norma que conocemos hoy en día. El anverso de la tarjeta postal se dedicaba exclusivamente a la ilustración, mientras que el reverso se dividía en dos bandas: la banda derecha se destinaba a la dirección del destinatario y la banda izquierda se reservaba para la correspondencia. Además, el sello postal se colocaba en la esquina superior derecha del reverso.
Este cambio en la configuración de las tarjetas postales facilitó su uso y procesamiento en el sistema postal y permitió una mayor eficiencia en la entrega de correspondencia.
Es interesante saber que antes de 1905, las principales ciudades en España en lo que respecta a la industria de la tarjeta postal eran Madrid y Barcelona. Sin embargo, a partir de ese año, se produjo un cambio significativo en la industria de la tarjeta postal en España. El hecho de que se autorizara la división del reverso de las tarjetas postales y se adoptara un nuevo formato contribuyó a un desarrollo más amplio y diversificado de la industria de la tarjeta postal en diferentes ciudades del país.
Este período, que va desde 1905 hasta aproximadamente 1910, se conoce como la "edad de oro de la tarjeta postal" en España. Durante estos años, hubo un auge en la producción y popularización de las tarjetas postales, impulsado por la creciente demanda de estos productos, los avances en técnicas de ilustración e impresión, y la proliferación de empresas especializadas en la creación y distribución de tarjetas postales en diversas ciudades del país.
Durante esta "edad de oro", las tarjetas postales se convirtieron en un medio popular para la comunicación, la expresión artística y la documentación visual de la época. Capturaban momentos históricos, paisajes, costumbres y eventos culturales, y se convirtieron en objetos de colección. En resumen, este período fue fundamental para el desarrollo y la difusión de la tarjeta postal en España, y dejó un legado cultural importante en forma de un vasto archivo de tarjetas postales que reflejan la vida y la sociedad de la época
Es interesante observar cómo el cambio en la regulación de las tarjetas postales en 1905 condujo a un auge en la industria de la tarjeta postal en diferentes ciudades del país. Este período entre 1905 y 1910, que se denomina la "edad de oro de la tarjeta postal", marcó un momento crucial en la evolución de esta forma de comunicación y expresión artística.
Como mencionaste, durante esta época, surgieron iniciativas editoras y productores de tarjetas postales en diferentes sectores, desde fotógrafos profesionales hasta libreros y coleccionistas. La demanda creciente de tarjetas postales impulsó la profesionalización del sector, y se destacaron figuras como Lluís Bartrina en Barcelona, quien desempeñó múltiples roles en la industria de la tarjeta postal, incluyendo fotógrafo, editor, coleccionista e importador-exportador.
También es importante destacar la contribución de Thomas y otras empresas, como Samsot-Missé, ATV (Àngel Toldrà Viazo) y Lucien Roisin, que utilizaron la técnica de la fototipia para producir tarjetas postales. La fototipia era una técnica de impresión que permitía reproducir imágenes con alta calidad y detalle, lo que hizo que estas tarjetas postales fueran muy apreciadas.
En resumen, este período en la historia de la tarjeta postal en Cataluña y España en general fue un momento de efervescencia creativa y desarrollo industrial en el que se produjeron tarjetas postales notables que capturaron la belleza y la cultura de la época.
A finales del siglo XIX, durante el año del centenario quijotesco, la producción y comercialización de tarjetas postales estaba en pleno auge en España. Según datos del Anuario del comercio de la industria, se habían establecido talleres de fototipia, que era el principal sistema de impresión utilizado en la edición de postales, en varias ciudades, incluyendo Barcelona, Gijón, Madrid y Zaragoza. Una de las empresas más destacadas en este campo en ese momento era Hauser y Menet, que tenía su sede en la calle Ballesta de Madrid.
En cuanto a las empresas que se dedicaban a la comercialización de tarjetas postales, algunas de ellas se especializaban en la venta de postales de otros países. En la capital de España, Madrid, se mencionaban empresas como Franco Española, Madrid Exprés, Madrid Postal, Manuel Quiñones, Adrián Romo y Thomas. En Barcelona, también había varias empresas dedicadas a la venta de tarjetas, como Antonio Cruzel, Pablo Dümmatzen, Ángel S. Fidalgo, Kunzli Hermanos, Luis Viola Vergés y Luis Bartrina.
A pesar de que las dos principales ciudades españolas concentraban la mayor parte de la actividad en la industria de las tarjetas postales, había algunas tiendas dedicadas a la venta de postales en otras ciudades y regiones de España, como Albacete, Castellón, Santander, Valladolid y Zaragoza. Esto indicaba que la popularidad de las tarjetas postales se estaba extendiendo por todo el país.
Incluso en áreas más pequeñas y alejadas, como cerca de A Coruña, se podían encontrar establecimientos que vendían tarjetas postales con vistas de Galicia y otras regiones de España. Esto demostraba la creciente demanda y difusión de las tarjetas postales como un medio de comunicación y recuerdo en la sociedad de la época.
La Primera Guerra Mundial, que comenzó en 1914, tuvo un impacto significativo en la producción y circulación internacional de tarjetas postales, así como en los materiales necesarios para su fabricación. Este evento histórico dificultó el tráfico internacional de tarjetas postales y limitó el acceso a los suministros necesarios para su producción.
Sin embargo, es importante destacar que antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, ya se estaba utilizando el formato de tarjeta postal para la realización de retratos de estudio. Esto significa que, incluso antes de la guerra, las tarjetas postales se habían convertido en un medio versátil y popular para la comunicación visual, y se utilizaban no solo para la correspondencia, sino también para la captura de retratos y momentos importantes.
Fue durante la Primera Guerra Mundial cuando se comenzaron a emplear técnicas fotoquímicas en la fabricación de tarjetas postales. Estas técnicas permitían la reproducción de imágenes de manera más eficiente y económica, lo que hizo que las tarjetas postales fueran aún más accesibles y populares.
A pesar de los desafíos derivados de la guerra, el uso de tarjetas postales continuó creciendo en la sociedad de la época. Según la información que proporcionaste, se registraron la circulación de 133 millones de tarjetas postales en el interior del estado español entre 1910 y 1920. Esto indica la importancia continua de las tarjetas postales como medio de comunicación y expresión visual en ese período
Es interesante saber que durante los primeros veinte años del siglo pasado, es decir, en las primeras dos décadas del siglo XX, las empresas Hauser y Menet, así como la casa Thomas, jugaron un papel destacado en la fabricación de tarjetas postales. Utilizaron mayoritariamente el método de la fototipia en la producción de estas tarjetas.
La fototipia era una técnica de impresión que permitía reproducir imágenes con una gran calidad y detalle. Aunque requería inversiones significativas en maquinaria de impresión, este método permitía producir tarjetas postales en grandes cantidades, lo que a su vez ayudaba a reducir los costos unitarios y a obtener beneficios sustanciales. Esto hizo que la fototipia fuera una elección atractiva para las empresas que deseaban producir tarjetas postales de alta calidad de manera eficiente.
En resumen, Hauser y Menet, junto con la casa Thomas, fueron actores importantes en la industria de las tarjetas postales durante ese período, y su elección de utilizar la fototipia como método de impresión contribuyó al auge y la proliferación de tarjetas postales durante los primeros años del siglo XX.
Es interesante saber que durante los primeros veinte años del siglo pasado, es decir, en las primeras dos décadas del siglo XX, las empresas Hauser y Menet, así como la casa Thomas, jugaron un papel destacado en la fabricación de tarjetas postales. Utilizaron mayoritariamente el método de la fototipia en la producción de estas tarjetas.
La fototipia era una técnica de impresión que permitía reproducir imágenes con una gran calidad y detalle. Aunque requería inversiones significativas en maquinaria de impresión, este método permitía producir tarjetas postales en grandes cantidades, lo que a su vez ayudaba a reducir los costos unitarios y a obtener beneficios sustanciales. Esto hizo que la fototipia fuera una elección atractiva para las empresas que deseaban producir tarjetas postales de alta calidad de manera eficiente.
En resumen, Hauser y Menet, junto con la casa Thomas, fueron actores importantes en la industria de las tarjetas postales durante ese período, y su elección de utilizar la fototipia como método de impresión contribuyó al auge y la proliferación de tarjetas postales durante los primeros años del siglo XX.
Lo que nadie espera era que una cosa que nació para simplificar y abaratar la correspondencia se convirtiese, de la manera que se ha convertido, en objeto casi de boato y ostentación, a menudo diez veces, más cara que el coste de una carta corriente, y, sobre todo, en material fundamental para una de las modernas y más extendidas debilidades: el coleccionismo. Antonio Cánovas del Castillo.
Inicialmente, las tarjetas postales se introdujeron como un medio de correspondencia más simple y económico en comparación con las cartas tradicionales. Su propósito original era permitir a las personas enviar mensajes breves y rápidos de manera eficiente y asequible.
Sin embargo, con el tiempo, las tarjetas postales evolucionaron y adquirieron un valor más allá de su función de correspondencia. Se convirtieron en objetos de colección y en medios de expresión artística. Muchas personas comenzaron a apreciar la belleza de las imágenes y los diseños en las tarjetas postales, y esto llevó al coleccionismo de tarjetas postales.
El coleccionismo de tarjetas postales se convirtió en una afición popular, y algunas tarjetas postales raras o con ilustraciones especiales llegaron a tener un alto valor en el mercado de coleccionistas. Esto resultó en que algunas tarjetas postales fueran significativamente más caras que el costo de enviar una carta corriente.
En resumen, lo que comenzó como un medio de correspondencia simple y económico en su origen, las tarjetas postales, con el tiempo, se transformaron en objetos de colección y expresión artística que, en algunos casos, adquirieron un alto valor en el mercado. Esta evolución refleja cómo las formas de comunicación pueden desarrollarse y cambiar su significado con el tiemp
5.1 - 1914-1930
Internacionalmente, a partir de los años de la Primera Guerra Mundial (1914- 1918) empezó un estancamiento en la obsesión colectiva de circular y coleccionar postales. Las relativas dificultades de comunicación provocadas por la Gran Guerra y la expansión de la circulación de imágenes fotográficas y su publicación en la prensa y en las revistas ilustradas, y porque no, la llegada de inventos como el teléfono inició un cambio de tendencia en el mundo de la postal en todo el mundo. Las postales perdieron calidad e interés, salvo contadas excepciones. Los grandes impresores redujeron su calidad, por fallar el suministro de buenas cartulinas y tintas.
La Primera Guerra Mundial, que tuvo lugar entre 1914 y 1918, marcó un punto de inflexión en la popularidad de las tarjetas postales a nivel internacional. Durante este conflicto, hubo dificultades significativas en la comunicación y el transporte, lo que afectó la circulación y la colección de tarjetas postales. Además, la expansión de la circulación de imágenes fotográficas a través de la prensa y las revistas ilustradas, así como la creciente disponibilidad del teléfono como medio de comunicación, contribuyeron al cambio de tendencia en el mundo de las tarjetas postales.
En este contexto, las tarjetas postales comenzaron a perder parte de su atractivo y calidad. Los grandes impresores redujeron la calidad de las tarjetas postales debido a problemas de suministro de buenas cartulinas y tintas. Esto llevó a una disminución en la calidad general de las tarjetas postales producidas durante y después de la Primera Guerra Mundial.
A medida que otros medios de comunicación y tecnologías, como las imágenes en la prensa y el teléfono, se volvieron más prominentes y accesibles, la importancia de las tarjetas postales como medio de comunicación y expresión visual disminuyó en comparación con su apogeo en las décadas anteriores. A pesar de esto, las tarjetas postales continuaron existiendo y siendo utilizadas, aunque con un enfoque y una calidad diferentes en comparación con su época dorada anterior.
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I G.M. Se reduce la calidad de tintas, impresión y papel |
Durante los primeros veinte años del siglo pasado, las empresas Hauser y Menet y la casa Thomas lideraron la fabricación de tarjetas postales, mayoritariamente por el método de la fototipia, porque aunque se necesitaba grandes inversiones en maquinaria de impresión, el resultado si permitía producir al por mayor, abaratar costes y obtener pingues beneficios.
La fototipia era una técnica de impresión que permitía reproducir imágenes con una gran calidad y detalle. Aunque requería inversiones significativas en maquinaria de impresión, este método permitía producir tarjetas postales en grandes cantidades, lo que a su vez ayudaba a reducir los costos unitarios y a obtener beneficios sustanciales. Esto hizo que la fototipia fuera una elección atractiva para las empresas que deseaban producir tarjetas postales de alta calidad de manera eficiente.
En resumen, Hauser y Menet, junto con la casa Thomas, fueron actores importantes en la industria de las tarjetas postales durante ese período, y su elección de utilizar la fototipia como método de impresión contribuyó al auge y la proliferación de tarjetas postales durante los primeros años del siglo XX.
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Editor Josep Thomas |
Pero, la hegemonía de la fototipia en azul o sepia va cediendo poco a poco, en favor de las postales fotográficas, que se hacen principalmente con gelatinobromur, y no necesitan la imprenta para crearse
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Es interesante destacar cómo la hegemonía de la fototipia en azul o sepia, un método de impresión que permitía la reproducción de imágenes, comenzó a ceder terreno gradualmente en favor de las postales fotográficas durante ese período.
Las postales fotográficas se creaban utilizando gelatinobromuro, un proceso que implicaba la impresión de fotografías directamente sobre papel fotográfico. A diferencia de la fototipia, que requería la imprenta para producir tarjetas postales, las postales fotográficas se podían generar de manera más directa y sin la necesidad de procesos de impresión adicionales.
Esta transición hacia las postales fotográficas marcó un cambio significativo en la producción de tarjetas postales, ya que permitía una reproducción más fiel de las imágenes y una mayor versatilidad en la creación de tarjetas postales personalizadas. Además, la fotografía ofrecía la posibilidad de capturar momentos y escenas reales de una manera más auténtica.
La introducción de las postales fotográficas contribuyó a diversificar la oferta de tarjetas postales y a enriquecer el mundo de la correspondencia visual y el coleccionismo. Este cambio tecnológico y estilístico en la producción de tarjetas postales refleja cómo la evolución de la tecnología y la creatividad artística influyen en la forma en que las personas se comunican y expresan visualmente a lo largo de la historia.
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Postales fotográficas |
La facilidad de producción que ofrecían las postales fotográficas impulsó a una variedad de personas y profesionales, como fotógrafos, libreros, estanqueros, propietarios de establecimientos turísticos y coleccionistas, a crear sus propias colecciones de tarjetas postales. Estas colecciones a menudo tenían un carácter local y tiradas muy pequeñas, y algunos de estos individuos prescindían de las empresas impresoras para producir sus propias tarjetas postales.
En este período de transición, se destaca la figura de Luis Roisin, quien había sido fotógrafo de la casa Thomas. Luis Roisin supo adaptarse a la técnica del platino y utilizó su tienda en las Ramblas como base para su trabajo. Además, logró llegar a diferentes lugares de España para fotografiar con destreza los cambios que se estaban produciendo en el país. El platino es un proceso de impresión que permite obtener una alta calidad y detalles en las imágenes, lo que lo hacía especialmente adecuado para la producción de tarjetas postales.
El trabajo de Luis Roisin y otros fotógrafos y emprendedores locales contribuyó a la diversidad y riqueza de las colecciones de tarjetas postales en España durante este período de cambio en la producción y circulación de estas tarjetas. La capacidad de crear tarjetas postales a nivel local refleja la adaptación creativa de las personas a las nuevas tecnologías y oportunidades comerciales de la époc
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Editor Luis Roisin |
Durante estos años, hasta la proclamación de la Republica, en toda Europa y también en España empezará a descender la edición de tarjetas postales y disminuirá también su interés por coleccionarlas. Aún así, estamos hablando con datos del año 1931 de 26 millones de postales, en circulación.
El surgimiento de nuevas formas de comunicación, como la radio y el cine, y la creciente disponibilidad de medios impresos con imágenes atractivas, como las revistas ilustradas, contribuyeron a una disminución en el interés por las tarjetas postales como medio de comunicación y expresión visual.
A pesar de esta disminución en la producción y el interés, aún se emitieron y circularon millones de tarjetas postales en España en 1931, como mencionaste. Esto sugiere que, aunque su popularidad pudo haber disminuido en comparación con su apogeo anterior, las tarjetas postales seguían siendo un medio relevante para la comunicación y la expresión visual en la sociedad de la época.
La historia de las tarjetas postales refleja cómo las formas de comunicación y expresión visual evolucionan con el tiempo y cómo las tecnologías y las preferencias culturales pueden influir en la popularidad de los medios de comunicación a lo largo de la historia.
La aplicación de las técnicas fotográficas al anverso de las tarjetas postales marcó un importante punto de inflexión en la historia de las tarjetas postales. Antes de esta innovación, las tarjetas postales solían ser ilustradas de forma manual o impresas en grandes cantidades de forma comercial, con numeración, datos del editor, impresor, fotógrafo, etc., y estaban destinadas principalmente al coleccionismo.
Sin embargo, con la introducción del papel fotográfico específicamente diseñado en formato de tarjeta postal (generalmente de 9x14 cm) y con la inscripción "Tarjeta Postal" en diferentes idiomas en el dorso, se abrió la posibilidad de crear tarjetas postales de manera más personalizada y en tiradas cortas. Esto permitió que tanto laboratorios caseros como fotógrafos profesionales pudieran producir sus propias tarjetas postales sin depender necesariamente de las grandes industrias impresoras.
Estas tarjetas postales fotográficas se conocen como "foto postales" y se diferencian de las "postales ilustradas" en que las primeras son el resultado de la fotografía aplicada directamente al anverso de la tarjeta, mientras que las segundas son producidas en masa de manera comercial y suelen llevar información adicional.
En resumen, la incorporación de la fotografía a las tarjetas postales permitió una mayor diversidad y personalización en la creación de tarjetas, lo que cambió significativamente la dinámica de la cartofilia (el coleccionismo de tarjetas postales) y dio origen a las foto postales como una categoría distintiva en este campo.
El período antes del estallido de la Guerra Civil en España, con datos de 1931, muestra que el sistema de tarjetas postales estaba plenamente establecido en la población española. Se registró la circulación de aproximadamente 26 millones de postales, lo que indicaba un uso generalizado y popular de las tarjetas postales en ese momento.
Sin embargo, la Guerra Civil Española, que tuvo lugar entre 1936 y 1939, tuvo un impacto significativo en la producción y circulación de tarjetas postales. La crisis económica y la agitación social que acompañaron a la guerra afectaron a diversos sectores, incluido el de la tarjeta postal. Hubo dificultades para adquirir materiales como papel fotográfico y otros insumos necesarios para la producción de tarjetas postales, ya que muchos de estos materiales debían importarse del extranjero, y la guerra limitó la capacidad de importación.
En este contexto, fabricantes y particulares recurrieron a materiales que ya tenían a su disposición o que eran más fáciles de obtener, como los utilizados en procesos fotoquímicos. Esto llevó a que, durante la Guerra Civil y los años inmediatamente posteriores, se utilizaran con frecuencia técnicas de impresión más antiguas, como la fototipia o la cromolitografía, para producir tarjetas postales. Estas técnicas permitían reutilizar imágenes y diseños de décadas anteriores en nuevas tarjetas postales.
Por lo tanto, es común encontrar tarjetas postales impresas en fototipia o cromolitografía que datan de décadas anteriores y que fueron circuladas en la década de 1940 o incluso más tarde, debido a las limitaciones impuestas por la guerra en la producción de nuevas tarjetas postales. Estas tarjetas postales históricas pueden proporcionar una visión interesante de la historia y la cultura de la época
En el siglo XX, la tarjeta postal coexistió con otros fenómenos culturales y tecnológicos que influyeron en la forma en que las personas se relacionaban con la imagen y la comunicación visual. Dos de estos fenómenos notables fueron el cinematógrafo y la fotografía amateur:
Cinematógrafo: El cinematógrafo, una de las invenciones más importantes de la era moderna, surgió a finales del siglo XIX y se convirtió en una forma revolucionaria de entretenimiento y comunicación visual en el siglo XX. Las películas cinematográficas se proyectaban en pantallas grandes en salas de cine y, al igual que las tarjetas postales, ofrecían a las personas la oportunidad de experimentar lugares lejanos, eventos históricos y narraciones ficticias de una manera visual. El cinematógrafo cambió la forma en que las personas consumían medios visuales y también influyó en la cultura popular y en la forma en que se compartían historias.
Aficionados Fotográficos: La popularización de las cámaras fotográficas portátiles permitió a un público más amplio participar en la fotografía. A lo largo del siglo XX, la fotografía se convirtió en una actividad accesible para personas aficionadas que podían capturar momentos de su vida cotidiana, viajes y eventos familiares. Al igual que las tarjetas postales, las fotografías permitían a las personas compartir experiencias visuales, aunque en un contexto más personal y a menudo más íntimo. Las fotografías familiares y de viajes se convirtieron en registros visuales de la vida de las personas.
Estos dos fenómenos culturales, el cinematógrafo y la fotografía amateur, se sumaron a la rica historia de la comunicación visual en el siglo XX. Aunque cada uno tenía sus características distintivas, todos contribuyeron a la forma en que las personas experimentaban y compartían imágenes visuales en una época de avances tecnológicos y culturales significativos.
5.2 - 1931-1945
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Imágenes eróticas. |
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Postal de huecograbado con apariencia de lino. |
Con la llegada de la Guerra civil (1936-1939) la T.P se convierte en un instrumento de propaganda política y militar por ambos bandos. En mayor cantidad en la zona republicana, donde sindicatos y partidos políticos editaron sus propias postales que contenían carteles y diseños gráficos de gran calidad elaboradas por los departamentos de propaganda con la finalidad de distribuirlas gratuitamente entre los combatientes. Se las llamó "tarjetas postales de campaña” y eran gratuitas para los soldados del frente y muy fáciles de controlar por la censura existente, puesto que se podía leer el texto con facilidad. (Riego, 2011). También abundaron las que reproducían los carteles antifascistas producidos en la zona republicana, creados por reputados artistas gráficos, hoy gran interés documental, pero difíciles de conseguir hoy, puesto que la mayoría fueron destruidas para evitar represalias durante el franquismo y son muy valorados por los coleccionistas.
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Carteles de propaganda |
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Postales para difundir las consignas ideológicas |
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Retratos de militares de la guerra civil. |
5.3 - 1945-1957
La posguerra fue un tiempo difícil para la elaboración de tarjetas postales ya que las materias primas escaseaban como consecuencia del bloqueo internacional al régimen de Franco hasta 1948 (Riego, 2011). Debido al aislamiento y a la II G.M. el objetivo era el autoabastecimiento de todos los sectores de la economía, es por eso que se hubo de aprovechar materiales que ya se tenían o más fáciles de conseguir, por este motivo es habitual encontrar postales impresas en fototipia o cromolitografía de décadas anteriores con otras de tipo fotográfico cuya fabricación estaba monopolizada por la empresa Valca que nunca alcanzó el grado de calidad que tenían los fabricantes alemanes o americanos![]() |
Postales de propaganda política |
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Editor Bescoa. Cadaqués |
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Congreso Eucarístico de 1952 |
5.4 - 1957- Actualidad
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Editor Zerkowitz. |
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Editor Zerkowitz. Coloreada Manualmente |
A partir de 1958 se establece el Depósito Legal en España y las tarjetas postales llevan ya el año de edición o un numero romano que lo abrevia. Estas postales contienen además otros datos como el editor y ciudad, por lo que son mas fáciles de registrar. Por ejemplo, una letra “B” corresponde en Barcelona, una “T” a Tarragona, Las tarjetas postales de esos últimos años tienen un formato mayor, de 10 x 15 cm.
A partir de los años sesenta se experimenta un aumento de la demanda de este producto postal provocado por el auge turístico del momento que se desarrollará con la producción masiva de tarjetas postales a todo color mediante la técnica del offset.
Bernardo Riego, entre otros autores, habla de «la decadencia de la tarjeta postal» como medio de comunicación interpersonal a partir de los años ochenta del siglo pasado. las redes sociales y los usos culturales de las nuevas generaciones han terminado por convertirla en un objeto del pasado, estando en estos momentos en la fase de decadencia y relegada a postal turística o producto gratuito con fines publicitarios
Y ya no sólo grandes instituciones culturales, sino estudiosos como Martín Carrasco, Carlos Teixidor y Bernardo Riego y un largo etc. publican interesantes libros y estudios sobre el tema y alientan a nuevos coleccionistas a interesarse por las cartulinas postales.