"(...) las viejas fotografías engañan mucho, nos dan la ilusión de que estamos vivos en ellas, y no es cierto, la persona a quien estamos mirando ya no existe, y ella, si pudiera vernos, no se reconocería en nosotros.” JOSÉ SARAMAGO. Todos los nombres

11._ Primeros Pasos

 

Con la llegada del siglo XX se multiplican los editores y se genera una especie de fiebre por la tarjeta postal, que pasa de ser un elemento utilitario transmisor de un mensaje, a convertirse en objeto de coleccionismo y en una moda que tendrá una connotación de elegancia social .  López Mondéjar, 2005.

Las postales llevan circulando por el mundo más de 100 años, y eso nos ha proporcionado una infinita colección de imágenes e historias que desde siempre han seducido a los coleccionistas. Cada postal independientemente de los años que tenga, tiene una vida, un misterio. Algunas, por las pistas que ella misma nos proporciona, podremos saber su historia, otras permanecerán en el reino del olvido para siempre. Mirar esas viejas postales nos acerca a su pasado y nos hace creer en la ilusión que con nosotros tendrán mejor vida. Una vez que nos decidimos a coleccionar postales antiguas, hay varias premisas que debemos plantearnos. Al principio, es normal que nos dejemos llevar por un cierto desorden y como cualquier actividad que se comienza, empecemos comprando compulsivamente, casi siempre sin planificación, porque los precios de las postales parten de precios bastante asequibles, y solo no basamos en las que nos gustan, pero poco a poco, vamos acumulando mucho material y debemos ser selectivos para evitar tener cajas de postales de todo tipo sin saber qué hacer con todas ellas. Este, es el momento de orientar nuestras compras, seguramente a lo largo del tiempo rectificaremos y cambiaremos los objetivos, pero en un principio tenemos que tener varias ideas claras.


Mercat de Sant Antoni


Han pasado unos meses y nuestra colección sigue aumentando de forma exponencial y tenemos la sensación que debemos que tomar una drástica decisión, porque casi todos llevamos un Diógenes dentro. Cuando vamos buscando postales de determinados temas, que nos pueden interesar, se nos ofrecen otras, que, por curiosidad, por precio o incluso porque forman parte de lotes, no forman parte de nuestro objetivo principal y se nos van acumulando, sin un orden concreto, entonces debemos recordar la diferencia entre coleccionar y acumular y debemos tratar de deshacernos de ellas. 

La respuesta más sencilla sería vendiéndolas, pero lamentablemente no es tan fácil. Podemos ofrecerlas a las personas que las compramos, pero en la mayoría de los casos ni rebajándolas a la mitad lo harán. Las otras opciones serán hacerlo a través de páginas generalistas tipo Ebay o whallapop o por páginas especializadas, pero armémonos de paciencia porque es muy laborioso y tedioso.

Para evitar todo ello, debemos de ser muy selectivos a la hora de comprar. La selección suele ser dolorosa y llena de indecisiones. Primero tengamos claro el tema o los temas a coleccionar.

Elección de un editor o autor de tarjetas postales.


La elección de postales por un editor concreto, en un periodo establecido o en toda su carrera  suele ser la más  asumible, pues aunque no existen catálogos, si encontraremos libros que nos ayuden a orientarnos e incluso muchos tienen datos en las mismas T.P. con el número de serie lo que nos facilitará a la hora de clasificarlas. Podemos elegir sólo los más conocidos, o buscar únicamente  ediciones de fotógrafos locales con poquísimas tiradas. 

Este teórico orden por parte del editor, que nos recuerda las colecciones de cromos de cuando éramos pequeños, no siempre se cumple, pues muchas veces se repiten series, fotos o se cambian los nombres o llo que nos obliga a estar siempre atentos. Normalmente cuando tenemos una T.P. en las manos,  encontraremos en el anversos o en el reverso una referencia a la persona o entidad que ha intervenido en la producción de la misma. Puede suceder que el editor, fotógrafo o impresor sea el mismo o incluso que no aparezca ninguna referencia todo es necesario tener en cuenta antes de adquirir una postal.

Obviamente los temas que trataban las T.P. estaban condicionados por la visión del autor y los intereses particulares de los editores que financiaban las imágenes. Las imágenes que captaban respondían más a la idea de mostrar un contenido atractivo para quien las fuera a comprar o coleccionar, que al hecho de que transmitieran toda la realidad de los que aparecían. En muchos casos las decisiones que toman, pueden construir una imagen distorsionada de los lugares que retratan.

Nace una gran industria que establecerá grandes y pequeñas empresas dedicadas a la producción a la edición y a la venta de postales. Algunas librerías locales, además de comercializar tarjetas postales de los grandes editores nacionales, completaron su oferta con la emisión de postales propia

Hasta este momento los editores habían recurrido a los archivos de imágenes de las grandes casas de fotografía, pero con la llegada de la perfección de la técnica fotográfica y el cambio de objetivos al mostrar aspectos reales y cotidianos del mundo, ya no sólo son objetivo la fotografía monumental, y con esto se abre una vía profesional para los fotógrafos que pasan a convertirse en editores e impresores de sus propias postales o colaboran o venden sus instantáneas a otros editores.(González, 2010).s.

Los primeros editores de postales, además de crear su propio fondo, utilizaron también fotografías de los catálogos de profesionales ya establecidos. Sucedió también, aunque en menor medida, que algunos fotógrafos editaron sus propias series de tarjetas ilustradas con sus propias obras.

En el primer caso el autor de la obra queda asimilado a la firma editora y por tanto en el anonimato, pero tenemos en el segundo grupo una muestra muy numerosa de autores consagrados, entre los que destaca en primer lugar Jean Laurent, cuyas fotografías se editaron como postales por la empresa Fototipia Laurent / Lacoste, con tiradas muy amplias y una sólida red comercial que consiguió darles presencia en la mayor parte de las ciudades españolas. O la casa Levy que supo aprovechar su magnífico fondo de fotografías de diversos países.

Agentes que intervienen en la producción la T.P.


- Fotógrafo: autor de la fotografía, en  la mayoría de T.P. son de autores anónimos a pesar de que a menudo los mismos fotógrafos hacían de editores de las postales y por tanto aparecen referenciados como editores. Este caso es mayoritario a partir del año 1910, que empiezan a ser frecuentes las ediciones de vistas en papeles fotográficos, principalmente gelatinobromuro, puesto comercializaron sus propias fotografías en este formato, porque no hacía falta pasar por la imprenta. En otros casos como en el editor Samsot o Luis Baltrina si que aparece el nombre tras la abreviatura Cliché de o  Fot.

- Editor: es el responsable y encargado de la financiación y de la puesta a disposición del público de estos materiales, independientemente de que el fin sea la venta directa o la distribución en establecimientos comerciales (Garófano, 2000). Un editor, para el caso de las postales, sería la persona que promovió su publicación. Normalmente es quien pagó la edición. Así, editores pueden ser personas de profesiones muy diferentes o industrias y comercios. Por ejemplo, editaron postales: imprentas, librerías, bazares, fotógrafos, agrupaciones políticas o recreativas, diarios, hoteles, cafeterías, colegios, etc. Cuando solo vemos el nombre del impresor, es posible que también sea el editor.(Carlos Teixidor Cadenas). Las grandes empresas como Hauser o Thomas, fabricaban siempre las postales pero, gran parte de su producción eran encargos de editores más pequeños.

-Fabricante: agente encargado de la fabricación física de las tarjetas postales, mediante los procesos fotográficos o fotoquímicos  en ocasiones hacen referencia en la propia postal se hace referencia a la técnica utilizada: Fototipia , Huecograbado, Heliografía etc. 

-Distribuidor: persona o entidad encargada de la venta de las tarjetas postales. En algunos casos, encontraremos que aparece indicado el distribuidor de las tarjetas postales, pero no el editor, en este caso, se presupone que el distribuidor ha financiado la producción de las imágenes.

 siglo XXI, Barcelona: Lunwerg